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Nuevas Adicciones María Carretero Gómez Psicóloga

Nuevas Adicciones, Adicciones psicológicas

Para determinar si una conducta es adictiva no es necesario la presencia de sustancias químicas como el alcohol, la nicotina, los ansiolíticos entre otros. Existen hábitos de conducta aparentemente inofensivos como comer, comprar, trabajar que pueden convertirse en adicciones.

 

Lo fundamental en la conducta adictiva es la presencia de una experiencia que es buscada con ansia, acompañada de pérdida de control y que produce una relación de Placer/ Culpa.

 

El núcleo de la adicción es que la persona se va autodestruyendo pero no puede parar.

 

Las drogas, como por ejemplo, la cocaína tienen la capacidad de aumentar en el cerebro los niveles de dopamina, neurotransmisor asociado a estados de bienestar y euforia. Pero la dopamina también puede aumentar con el contacto sexual, o con un atracón de comida, con el placer de comprar, por ejemplificar alguna de ellas.

 

De aquí surgen las Adicciones Psicológicas, entre ellas las más comunes son:

 

  • El juego patológico
  • La adicción al sexo
  • Adicción a las compras o compra compulsiva
  • Adicción a la comida
  • Adicción al trabajo
  • Adicción al móvil
  • Adicción a internet
  • Adicción al ejercicio físico

 

Muchas de estas, están fomentadas por nuestra sociedad que valora desmedidamente el éxito profesional, la belleza y promueve constantemente al consumismo.

 

¿Cómo diferenciamos una conducta adictiva de una normal?

 

Lo que determina si hay una adicción es la falta de control sobre la conducta, una fuerte dependencia psicológica que produce una pérdida de interés por otras actividades y una alta interferencia en la vida diaria.

 

La cadena de la adicción es simple:

 

En un comienzo la conducta adictiva es placentera, lo que hace que aumenten los pensamientos referidos a dicha conducta y su frecuencia. Poco a poco el deseo se intensifica y hace que se mantenga la conducta a pesar de sus consecuencias.

A medida que los efectos adversos aumentan, la persona se da cuenta del problema e intenta controlarlo por sí mismo pero frente emociones negativas, frustraciones o estímulos que le acrecientan el deseo, vuelve recaer.

La conducta adictiva se agrava en función de la intensidad, de la frecuencia o de la cantidad de tiempo/dinero invertido.

 

Es en este momento cuando se hace importante recurrir a una terapia psicológica.

En psicoterapia la intervención irá dirigida al control de los estímulos que ponen en marcha la conducta adictiva y a enseñar al paciente estrategias de control de impulsos y técnicas de afrontamiento.

La efectividad de la terapia a largo plazo dependerá de que la persona sea capaz de identificar las situaciones de alto riesgo y de que haya sido capaz de establecer actividades sustitutivas satisfactorias, previniendo así las recaídas.

 

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(*) Desarrollo a partir del libro ¿ Adicciones sin drogas?, Enrique Echeburúa, Desclée de Brouwer, 1999.